Los ingredientes clave de Conscious Business

En el mundo del trabajo desde nuestra perspectiva tenemos tres dimensiones. Hay una dimensión que nosotros llamamos impersonal, que es la típica de las empresas o de las organizaciones en las que nosotros desarrollamos la mayor parte de nuestro trabajo y la mayor parte de nuestra vida. Y esa dimensión impersonal habla de los resultados.

Las empresas y las organizaciones tienen un objetivo, y un objetivo que está vinculado a resultados, o bien a resultados económicos en el caso de las empresas privadas, o bien a resultados de servicio o de otro tipo en las non-profit o en las gubernamentales, pero siempre hay un objetivo de resultado. Hay conexión con efectividad y con productividad. Hay una segunda dimensión que es la interpersonal.

La interpersonal, que en un primer plano está conectada con la relación con las personas con las que trabajamos, pero desde una mirada más amplia también debería estar conectada, y cada vez más se empieza a percibir con lo que los americanos llaman los stakeholders, es decir, con todas las personas que están conectadas con la actividad de la empresa o la organización en la que estás.

Por ejemplo: proveedores, administraciones públicas, cuidado medioambiental, la sociedad en la que operan. Entonces toda organización de empresa tiene también esta dimensión interpersonal. Y cuando nosotros operamos en una empresa o en una organización también tenemos una dimensión personal que está conectada con nuestro propio autodesarrollo, con nuestra felicidad, con nuestra salud.

Entonces cuando cada uno de nosotros opera en el trabajo en el que esté, sea en una organización empresarial o sea en una organización pública o non-profit tiene estas tres dimensiones: la impersonal, la interpersonal y la personal. La pregunta es: ¿dónde cada uno de nosotros pone el foco de las tres dimensiones?

Está demostrado que la única forma de tener resultados excepcionales y sostenibles en el tiempo es estando en un equilibrio entre las tres [risas]. Pero con un matiz, ese equilibrio tiene sus tiempos también. Hay momentos en los que hay que poner el foco en la relación y hay momentos en los que también hay que acordarse de uno mismo. Es muy difícil estar en el equilibrio permanentemente, por eso preguntamos lo del último año.

Porque puede ser que una persona acaba de recibir una responsabilidad nueva y entiende que durante el primer año tiene que poner el foco en fortalecer relaciones con la gente que trabaja con él, con lo que fuere, tiene mucho sentido que esté ahí. A lo mejor una persona está en una situación manejando una situación de crisis y tiene que indefectiblemente estar aquí o está con un tema muy personal y tiene que poner el foco en el desarrollo personal o en el cuidado personal y eso es fruto de la conciencia.

Entonces son dos cosas, en el medio está tener la conciencia de que solo equilibrándolos vamos a tener la sostenibilidad en el tiempo. Porque si haces algo, como decía alguien, que nunca miras para ti, no vas a tener el combustible necesario para seguir en el tiempo, te vas a agotar físicamente y psicológicamente. Si haces algo que no tienes en cuenta las relaciones va a serte imposible porque somos animales sociales y sin cuidar a relaciones no vas a conseguir los objetivos en las tareas.

Y si te pones solo en la tarea vas acabar matando los otros dos también. Y ahora cierro el ejercicio haciéndoos una pregunta, teniendo en cuenta este valor de la conciencia y de la situación en la que está cada uno, si viniéramos el año que viene de nuevo al curso de verano y les hiciera la pregunta respecto al año anterior que es el que empezamos ahora ¿dónde os gustaría estar situados?

Cada acción que tenemos, busca un resultado, hay un propósito de resultado, para eso lo hacemos, conseguir una tarea, alcanzar un fin tener un beneficio, pero hay otra dimensión también en cada acción y es que en la manera en que nosotros actuamos, nosotros expresamos nuestros valores, no siempre vamos a conseguir los resultados, porque no tenemos el control sobre los resultados.

Porque el resultado de nuestras acciones depende de nuestras acciones, pero depende de muchas otras cosas, depende de otras personas, depende de otras circunstancias, lo que no depende de nadie, son nuestros comportamientos, entonces nosotros invitamos a esa doble dimensión, entre proceso y resultado, el resultado es necesario, pero el proceso es tan importante como el resultado.

Hay un propósito y hay un por qué. Es muy importante la consciencia de lo que estamos haciendo cada uno en la situación en la que estamos. La consciencia es la que nos permite elegir un comportamiento y nosotros el comportamiento, es el que sostenemos, que es incondicional. El comportamiento es incondicional. A nadie, incluso con una pistola en la cabeza– tu comportamiento es incondicional.

Tú decides hasta el último momento el balance de lo que quieres hacer, decides tu comportamiento. Y luego hay un resultado, que el resultado es condicional porque no depende de nosotros. Lo que ocurre es que hay una realidad externa, donde hay hechos, datos, alternativas y puede haber un éxito de resultado. Puede haberlo o puede no haberlo ¿Cuántas veces hemos puesto lo mejor de nosotros mismos y no hemos conseguido el resultado que buscábamos? Muchas veces en la vida. Muchísimas veces.

Pero, hay otro posible resultado. Hay una realidad interna que está conectada con nuestros valores y podemos tener un éxito de proceso. Porque si el amigo mío al que hice referencia antes, el hijo de Paco, cuando decidió jugársela, la decidió de acuerdo con sus valores. Y como me decía él, ”Yo puedo mirar a la cara a mis hijos por los ojos ¿Por qué? Porque yo actué de acuerdo a mis valores”.

Y si tuviéramos una sociedad en la cual cada uno actuara de acuerdo a sus valores y a los valores que entre todos tenemos que aparecen reflejados aquí, tendríamos muchos menos de los problemas que tenemos. Pasa que a veces hay una disonancia y no es fácil hacerlo.