En un artículo reciente, mis colegas Fran Cherny y Thierry De Beyssac se expresaron sobre el Síndrome del Superviviente con algunas reflexiones; cómo los desafíos actuales tienen el potencial para crear un  trauma organizacional que afecta todas las dimensiones del negocio y cuál es la mejor manera de abordarlo. En su artículo, ofrecen algunas medidas para ayudar y brindar apoyo a sus empleados mientras atraviesan ese momento juntos. La primera medida: “poner las cosas sobre la mesa”.  ¿Qué significa «poner las cosas sobre la mesa?” ¿Qué puedo hacer de manera diferente para ayudarme a mí mismo y a los que me rodean durante este momento difícil?

What does it mean to “put things on the table?”

Las emociones que se desencadenan en nosotros por un mundo en constante “Modo VUCA Recargado” pueden ponernos en un lugar que oscila entre la represión nociva y la explosión brutal. La ira, por ejemplo, penetra sin tapujos o late bajo la superficie. Mientras hablamos con colegas, amigos o familiares, casi puede teletransportarse a través de dispositivos remotos. Quisiera agregar que en la medida que la emoción «nos posea», no hay salida. Haremos lo que haga la emoción, solo para lamentarlo después. Diremos cosas que lastiman a otros, haremos promesas que son imposibles de cumplir … lo que sea.

Me gusta ofrecer a mis clientes el siguiente concepto: “la única salida es enfrentando las cosas”. Para poner las cosas sobre la mesa, se debe entrar en un espacio de mayor sabiduría y compasión.

 

¿Cómo lo hace?:

  1. Tomando unos respiros profundos de conciencia: Se aparta de la historia. Ahora es “usted el que posee a la emoción” y no “la emoción que lo posee a usted”. Toma perspectiva de su pensamiento. El “Yo” (la persona) que tiene el pensamiento NO es el pensamiento. Siente enojo en lugar de estar enojado.
  2. Aceptando la emoción incondicionalmente: Darse cuenta de que la emoción tiene todo el sentido, dada la historia que se está contando a sí mismo.
  3. Analizando la historia detrás de la emoción: Cada emoción tiene una historia arquetípica. Por ejemplo, la ira o la frustración tiene la historia: «algo malo está pasando y no debería estar pasando».
  4. Expresando sus pensamientos e ideas desde un lugar de tentativa y humildad: Mientras conversa con sus colegas o líderes sobre lo que está pasando, adopta la perspectiva de las buenas intenciones de todos. Incluso cuando no entiende lo que sucede, usted asume que las personas a cargo de tomar las decisiones se preocupan por todos.
  5. Indagando sobre los pensamientos e ideas de los demás desde una postura de querer aprender o de curiosidad: La combinación del punto 4 y 5 crea la danza conversacional donde cualquier tema puede ser tratado o puesto sobre la mesa.

 

Poner las cosas sobre la mesa

Trabajar sobre los puntos del 1 al 3 es de suma importancia si desea tener una conversación constructiva. Adoptarlos establecerá las condiciones para el tipo de conversación que desea tener. La promesa es que podrán entenderse mejor. De esta manera, tomarán mejores decisiones, con mayor fundamento, en aras del bienestar del negocio, del equipo y de usted mismo. Ser capaz de abordar temas difíciles de manera abierta, afectuosa y compasiva es una excelente manera de mejorar la conexión entre sus empleados en estos tiempos tan complicados.

En mi primera publicación de la Serie sobre el Cambio Cultural, DESDE lo Tóxico (Defensivo y Reactivo), HACIA lo Constructivo y Creativo, escribí acerca de tres señales de advertencia que indican que nuestro lugar de trabajo podría ser tóxico, definí la cultura y expliqué cómo comenzar una desintoxicación a nivel organizacional. Durante los últimos 10 años, mi trabajo se enfocó en el cambio organizacional, el liderazgo y el desarrollo de equipos, y en la concientización. Al principio, mi trabajo se enfocó más en el cambio de los procesos y menos en la transformación personal. La idea era que si podemos implementar estos sistemas y hacer que la gente los acepte y adopte, entonces el cambio será exitoso. Lo que observé con este enfoque fue una falta de sostenibilidad en los resultados, así que decidí enfocarme en la interconexión e interdependencia entre la transformación personal y organizacional, lo cual constituye la dimensión humana del negocio.

El futuro de una organización se forja a través de las elecciones que toman las personas dentro de esa organización. ¿Cuál es el cambio de modelos mentales que se necesita a nivel individual y de equipo para permitir un cambio de comportamiento y apoyar la transformación de la cultura? La organización no puede transformarse a menos que las personas dentro de ella estén dispuestas a desafiar las creencias, sesgos y suposiciones de larga data, con el fin de generar nuevas aspiraciones, posibilidades y opciones. La elección sigue a la consciencia.

El desafío para la mayoría de nosotros que trabajamos con otras personas es que es más fácil enfocarnos en lo que hacen otras personas, como por ejemplo nuestro jefe, compañero de trabajo o empleado, y culparlos a ellos, en lugar de enfocarnos en lo que nosotros podemos hacer y en cómo podríamos contribuir al problema. Lamentablemente no podemos cambiar a los demás. A quienes sí podemos cambiar es a nosotros mismos y convertirnos en quien quisiéramos ser para darle forma al futuro que aspiramos.

Para mí, la transformación personal comienza por aceptar y hacer las paces con el presente. Desde este espacio, me resulta más fácil abrirme, invitar a la curiosidad en vez de al juicio, y acceder a mi sabiduría interior para obtener una perspectiva nueva y explorar mis opciones. Estos son algunos de mis ejercicios cuando necesito empezar de nuevo o me encuentro atascada.

Transformación personal — Desintoxicación 101

Hacer las paces con el presente: Aceptar donde estamos ahora y apreciar todas las cosas que experimentamos, aun cuando algunas sean realmente frustrantes. Estas experiencias nos forman y nos hacen crecer.

Acceder a nuestro poder personal: Recordemos, nosotros elegimos. La forma en que vuelvo a la elección cuando me siento atascada y culpo a los demás es recordarme a mí misma lo siguiente: yo elijo este trabajo o esta relación, por lo tanto también elijo todo aquello que trae aparejado y que no quiero. Este cambio de atención crea una energía diferente y me ayuda a recuperar mi poder de creación en mi vida.

Imaginar qué es posible: Permitámonos soñar y pensar en grande. ¿Qué queremos realmente? ¿Qué nos da felicidad, plenitud y satisfacción?

Reflexionar acerca de qué es lo que no funciona: Esto requiere una autoevaluación precisa y la voluntad de pasar de las quejas a las soluciones. ¿Qué pequeños cambios podemos hacer ahora?

Alinear la visión con los valores: La visión es saber que queremos para nuestra vida. Los valores son quien queremos ser mientras estamos en el proceso de crear nuestra visión. Ya sea que obtengamos lo que queremos o no, perseguir nuestros sueños de una manera consistente con nuestros valores es lo que a la larga nos brinda satisfacción, realización y paz interior.

Abordar asuntos pendientes: ¿Qué rencores o quejas debemos dejar ir para liberar nuestra energía? ¿Necesitamos pedir disculpas o perdonar a alguien?

Establecer límites: Establecemos límites al detener ciertos comportamientos propios en primer lugar  y luego haciendo pedidos claros a los demás. Aclaremos que está bien y que no. Asumamos una mayor responsabilidad por nuestros compromisos y examinemos los motivos para decir sí o no.

Elevar nuestros estándares personales: Sin chismes, quejas o charlas internas negativas por esta semana. Practiquemos ser impecables con nuestras palabras. Antes de hablar, preguntémonos: ¿es amable?, ¿es necesario?, ¿es verdad?

Ejercitar la gratitud y el aprecio: Estudios demuestran que la ejercitación regular de la gratitud y el aprecio, incluyendo anotar las experiencias por las que estamos agradecidos o el armar un listado mental, puede derivar en una mejor salud, menos estrés y una visión más optimista de la vida.

Preguntar a los demás: Elijamos a cuatro colegas y preguntemos: “¿qué cosa podría hacer que generaría una mejora en nuestra relación?” Simplemente escuchemos y agradezcamos que hayan compartido su perspectiva. Si estamos en una posición de liderazgo o gerencial, deberíamos considerar pedir una Evaluación 360°.

Crear un equipo de apoyo: No tenemos que hacerlo solos. Pensemos en el apoyo que necesitamos y qué nos ayudaría a mantenernos motivados y a seguir siendo responsables. Pidamos ayuda y celebremos el éxito alcanzado. Consideremos la posibilidad de contratar un coach o mentor.

Somos parte de un todo, por lo tanto elegir nuestros pensamientos, palabras y acciones con mayor conciencia del impacto y tener una clara intención contribuirá a un entorno de trabajo más constructivo. Richard Fields escribe en Living Mindfully, “Una cosa que sabemos de la teoría del aprendizaje es que obtenemos más de aquello que ejercitamos y practicamos en la vida”. Dediquémonos a ejercitar. Luego repitamos.

La dura realidad es que la gente buena hace cosas malas y los líderes honestos lo permiten. Si bien el fraude absoluto ciertamente ocurre, el desfile diario de titulares sobre escándalos que impactan en nuestras compañías líderes, es instigado por los líderes que de otro modo podríamos considerar como ejecutivos normales y ambiciosos.

Tal como surge de las publicaciones de economistas del comportamiento tales como Dan Ariely, es natural que todos hagamos un poco de trampa. La naturaleza humana en sí misma presenta una constante elección entre satisfacer nuestro propio interés y hacer lo que creemos que es correcto. Equilibramos nuestro deseo de obtener más para nosotros con nuestro deseo de percibirnos como personas honestas. Mientras nuestras acciones de engrandecimiento propio no nos hagan sentir que somos tramposos, continuaremos actuando solo en nuestro propio interés.

Comenzamos con pequeñas cosas: mentiras piadosas que cada vez se hacen más grandes, nos llevamos artículos de librería de la oficina y falseamos un poco los detalles de los informes de nuestros gastos. Vemos si estas acciones son el tipo de cosas que podemos compartir con los compañeros tomando un café. Una vez que recibimos comentarios y vemos que estas acciones no nos causaron daño u ostracismo social, nos encontramos a nosotros mismos traspasando mayores límites. Ahora nos encontramos en un terreno resbaladizo. Todos somos vulnerables a diversos grados de racionalización y autoengaño. Nos contaremos historias a nosotros mismos para justificar nuestras acciones y eliminar los dilemas en nuestra toma de decisiones.

Entonces, ¿cómo cambiamos el comportamiento y nos hacemos más virtuosos? El primer paso es la autoconciencia de lo que realmente estamos haciendo. El simple hecho de ser conscientes de que somos humanos y estamos sujetos a estas demandas de atracción es un punto crítico para comenzar. No necesitamos la culpa por no ser “perfectos”. Ser humanos es ser parte del juego de las elecciones diarias y no pretender pararnos en un pedestal de decoro y ser inmunes a los dilemas que todos enfrentamos. Debemos ser conscientes de los puntos ciegos y los prejuicios inconscientes que todos encarnamos. Nuestra crianza y nuestro entorno social incorporan nuestro conjunto único de prejuicios: qué está bien o mal, qué es seguro o peligroso. En las empresas, este es el primer paso vital para los líderes: reconocer que una cultura ética no se crea simplemente mediante el establecimiento de altos estándares sino entendiendo cómo todos somos vulnerables.

El segundo paso es crítico y consiste en crear un entorno que reduzca la tentación que nos invade a todos nosotros. Los líderes tienen una obligación de comprender qué es lo que reducirá el riesgo de que se produzcan conductas erróneas.

¿Dónde empezamos? Cada uno de nosotros necesita entender en dónde podemos ser nuestro propio peor enemigo. Las personas éticas no siempre son líderes éticos. Pueden estar dando señales mixtas a los empleados acerca de las expectativas. Sin saberlo, podrían estar creando un ambiente de trabajo tan estresante que lleva a las personas a realizar acciones de las cuales no están orgullosas.

¿Qué pasos podemos tomar? Varias herramientas que utilizamos de la empresa consciente brindan una plataforma poderosa para la autoconsciencia necesaria para reducir el riesgo de conductas no éticas.

YO/NOSOTROS/ELLO — El modelo YO/NOSOTROS/ELLO es una poderosa herramienta para tener una visión más amplia respecto de cómo encontrar un equilibrio sostenible y exitoso de nuestras acciones. En el enfoque limitado de alcanzar los objetivos (ELLO), las personas pueden permitirse a sí mismas ponerse anteojeras para centrarse únicamente en este objetivo. Sin embargo, recordar el “YO” es un recurso provisional importante para pausar nuestras acciones de enfoque ciego. Tomar medidas para recordar porqué estoy involucrado en esta acción y preguntarme si realmente me sirve puede ser un valioso llamado de atención. De manera similar, tener un conjunto saludable de relaciones (NOSOTROS) en nuestro mundo también puede ser un poderoso llamado de atención. Contar con personas en las que confiamos lo suficientemente para que nos llamen la atención sobre nuestros actos puede ayudarnos a quitarnos nuestras propias anteojeras de auto engaño.

Gestionar las polaridades —Uno de los motivos más comunes por los cuales las buenas personas se involucran en malas conductas es que se presionan a sí mismas para tomar una decisión binaria: “No tengo más remedio que tomar esta acción incorrecta”; “el fin justifica los medios”. ¿Pero qué pasaría si pudiéramos reconocer las tensiones entre lo que la empresa dice necesitar y qué es lo correcto? El mapeo de la polaridad es una poderosa herramienta para entender que los objetivos de la empresa y el mantenimiento de altos niveles de integridad no son opuestos, aun cuando estén en tensión. El ejercicio de entender cuáles son las acciones positivas y negativas que impulsan a alcanzar los objetivos de la empresa a todo costo, así como la forma eficaz e ineficaz de imponer las normas, crearán un poderoso diálogo que puede ayudar a las personas y a las empresas a lograr un equilibrio efectivo.

Todos nosotros queremos hacer lo correcto. Pero también somos seres humanos. Comprender cómo nuestra propia naturaleza ejerce influencia sobre nuestras decisiones nos da el poder que necesitamos para impedir que la gente buena haga cosas malas.